miércoles, 19 de noviembre de 2014

MAKAI PRINCE DORABOCCHAN


POR: METALMAN

Juegos de aspecto infantil hay muchos, pero que hayan sido programados para audiencias de corta edad, sin por ello resultar ridículos, no existen tantos. Makai Prince es uno de ellos, y toca dedicarle unas palabras.

No, amigos, esto no es un "pinta un dinosaurio" o un "one button control", sino más bien un juego relativamente complicado (para una audiencia infantil, claro) y muy bien medido, que podría servir de contacto inicial dentro del videojuego.

No por ello ha de dejar de resultar atractivo para edades superiores a los diez años, pues, aunque comedido, no está exento de reto. 

Makai Prince Dorabocchan es un sidescroller bastante típico en apariencia, aunque cuenta con la peculiaridad de estar compuesto por fases repletas de caminos alternativos, similares a las que contenía el clásico Psycho Fox/Kid Kool.


Junto a esas alternativas encontraremos multitud de items y de opciones, como pueden ser las tres capas mágicas, las armaduras de colores, los tomates bomba o las potenciaciones de vida.

Posee variedad, y su posibilidad (mediante algunos de los power ups antes mencionados) de aumentar el alcance de nuestro disparo/tajo, o del salto, nos ayudará por un tiempo limitado (que se cuantifica en forma de usos) a sortear con menos esfuerzo los ataques de los fieros enemigos...

...Enemigos en forma de ajos, de hombres lobo muy inquietos y de todo tipo de parodias inspiradas en diversas formas de fauna y flora. Y no quiero olvidarme de las trampas "caca" y de los tomates pochos!

Se supone que nuestro protagonista es el hijo del Conde Drácula, o más bien una versión simpática del mismo (no hay mucha información al respecto, y el juego y su manual están en completo japonés, aunque en su secuela, The twisted tales of Spike Mc Fang, se nos dan algunas pistas más claras).


La misión del mismo es la de combatir contra un grupo de demonios que han invadido el reino de su padre, pero para vencer al malvado líder ha de encontrar primero la mítica armadura dorada, ya que su poder es el único lo suficientemente potente como para mandarle de nuevo a su lugar de origen.

Para ello, contará de vez en cuando con la ayuda de los súbditos de su padre, que son unos extraños mayordomos con forma de estatuas de piedra (similares a las cabezas de la Isla de Pascua). 

Todo ocurre dentro de un mundo muy simpático y bastante cartoon, realmente agradable para la vista y con ese acabado infantil tan de los 80 (aunque el juego es de 1990), que termina por convertirlo en un producto sumamente atractivo.

Las musiquillas y los FX acompañan muy bien, y la variedad de sus escenarios resulta más que suficiente, además de contar con una duración bastante acorde a los estándares de su época y género.


Los jefes finales están muy conseguidos, y en determinadas fases también nos encontraremos con subjefes de mitad de nivel. Ya os digo que es un juego para niños, pero algunos de estos enfrentamientos, sumados al frecuente respawn de otros menores (vuelven a aparecer cada cierto tiempo), lo sitúan en torno a una dificultad media.

Teniendo en cuenta su enfoque infantil, yo diría que es un pequeño tesoro oculto dentro del catálogo de PC-Engine, y aunque no puede compararse con joyas de la talla de Adventure Island, Ninja Spirit y similares, sí que puede situarse tras ellos.

Si en su día os gustaron juegos del estilo Alex Kidd, o el ya mencionado Psycho Fox (por cierto, el título de este juego es uno de esos errores made in japan que tanto abundaban en los 80, ya que la idea era titularlo El Zorro Psíquico [Psychic] y no El Zorro Psicópata [Psycho]...), aquí encontraréis un producto similar, que no tacharía de mejor o de peor, ya que cuenta con sus peculiaridades y con unas calidades comparables en líneas generales.

Un juego altamente recomendable, que no imprescindible, para los coleccionistas de PC-Engine. Su continuación (también la he nombrado antes) mantiene ese enfoque infantil, pero con unas calidades gráficas muy altas y mediante un estilo de juego que se podría comparar con un Zelda, aunque con un tono mucho más arcade. (Este último es un gran tesoro oculto de SNES).


Es uno de mis favoritos dentro de su sistema, aunque reconozco que es más por su acabado y simpatía (me recuerda en exceso a los juegos que disfrutaba de niño) que por su nivel general, pero insisto en su enfoque infantil.


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