POR: METALMAN
(Revisión 2.0)
Allá
por el 85, Toaplan creaba la versión arcade del juego en cuestión, siendo más tarde licenciada y
re-programada por Taito. Se trataba de un juego “indiscutiblemente bueno”, de esos que
aun pasado el tiempo, y sin saber muy bien el motivo, cuando escuchamos su
nombre nos suena a vieja gloria.
Es normal que esto suceda, ya que se trató de un juego que, sin mostrar revolución alguna o propuestas novedosas, causó auténtico furor en los salones recreativos. Contó con un parque abultado de máquinas, y sus ports a sistemas menores se dieron para casi cualquier ordenador o videoconsola de la época. En ciertos territorios es tan mítico como los importantísimos Cabal, Ikari Warriors o Jackal, por ejemplo.
KT era un juego con un balance superior, y representaba un auténtico desafío para todo aquel que se situaba a los mandos, encontrándose con que el verdadero rival a vencer era uno mismo: el propio jugador.
Es normal que esto suceda, ya que se trató de un juego que, sin mostrar revolución alguna o propuestas novedosas, causó auténtico furor en los salones recreativos. Contó con un parque abultado de máquinas, y sus ports a sistemas menores se dieron para casi cualquier ordenador o videoconsola de la época. En ciertos territorios es tan mítico como los importantísimos Cabal, Ikari Warriors o Jackal, por ejemplo.
KT era un juego con un balance superior, y representaba un auténtico desafío para todo aquel que se situaba a los mandos, encontrándose con que el verdadero rival a vencer era uno mismo: el propio jugador.
Si tenéis algo de experiencia dentro del mundillo, casi seguro que os habéis encontrado con algún título que os dejaba ver vuestros errores, permitiendo salvar el mismo fallo en la siguiente partida. No son demasiados los juegos de esa época (principios, mediados de los 80) que cuentan con esta cualidad (y hablo de recreativas), pero KT era uno de ellos.
Los juegos de antaño consistían en buscar la forma de romper el
antiguo record, y no en llegar al final (aun siendo todo un logro, claro), centrándose más en hacer que el jugador superase el Score más alto.
Por lo general, las recreativas de aquel momento eran harto complicadas, y dejar tus huellas era a lo máximo que podías aspirar...si finalizabas ciertos juegos, te convertías en leyenda...y no exagero, pero sucedía de forma premeditada, ya que el fin era que echases más pasta, y no que te lo terminases con cinco duros. Insisto en que por eso existían muy pocos juegos justos o con un buen balance, aun siendo complicados.
En realidad esto ni es bueno, ni es malo,
pero era una característica propia de su momento a tener en cuenta.
Cuando hablamos de que un título, con 4 míseras pantallas, es todo un juegazo, tenemos que tener muy presente su auténtico “Leitmotiv”. Hoy en día, sobre todo a los más jóvenes, les puede sonar bastante ridículo que un juego contenga solo 4 fases, pero era bastante normal en los 80...los que hemos crecido jugando a títulos "monopantalla" estamos más acostumbrados a estas cosas.
Pasarse esos "pocos" niveles es duro, muy duro, pero cuando los acabamos vuelven a empezar de nuevo, con una dificultad mayor y con más posibilidades de bonus, en forma de nuevos objetos que podremos destruir.
Por lo general, las recreativas de aquel momento eran harto complicadas, y dejar tus huellas era a lo máximo que podías aspirar...si finalizabas ciertos juegos, te convertías en leyenda...y no exagero, pero sucedía de forma premeditada, ya que el fin era que echases más pasta, y no que te lo terminases con cinco duros. Insisto en que por eso existían muy pocos juegos justos o con un buen balance, aun siendo complicados.
Cuando hablamos de que un título, con 4 míseras pantallas, es todo un juegazo, tenemos que tener muy presente su auténtico “Leitmotiv”. Hoy en día, sobre todo a los más jóvenes, les puede sonar bastante ridículo que un juego contenga solo 4 fases, pero era bastante normal en los 80...los que hemos crecido jugando a títulos "monopantalla" estamos más acostumbrados a estas cosas.
Pasarse esos "pocos" niveles es duro, muy duro, pero cuando los acabamos vuelven a empezar de nuevo, con una dificultad mayor y con más posibilidades de bonus, en forma de nuevos objetos que podremos destruir.
Y
creedme cuando os digo que este juego es una maravilla en su
control, en sus gráficos, en su sonido y en su jugabilidad. Aun sin ser perfecto.
KT cuenta con unos
sprites muy definidos que conforman, junto a una paleta vibrante (sello de la
fabulosa PC-Engine) un apartado gráfico destacable (recordemos que hablamos de
una máquina de 8 bits) casi comparable al 100% con su hermana arcade, sin tener
nada que envidiarla, aunque reduciendo el número de elementos en pantalla y el detalle en general. (Existe una distancia lógica entre el original y el port, pero se puede hablar de una conversión estupenda).
La minúscula consola de NEC y de Hudson se encargará de aguantar, sin ralentización alguna de por medio, escenarios cargados de enemigos, cientos de disparos y demás representaciones visuales. Tampoco quiero engañaros, pues en este sistema hay juegos mucho más potentes, pero es innegable que aquí mantiene el tipo, y el número de "bullets" y de sprites que se suelen dar en pantalla es elevado.
El sonido del juego es suficiente, tanto en disparos y explosiones como en su banda sonora, que aun destacando, por lo trepidante de su tempo, no es tampoco de las más recordadas. (Y aun con todo, hablamos también de un excelente trabajo).
Ya os decía que su
dificultad es bastante alta, pero en todo momento es una delicia, consiguiendo
que el juego sea divertido y
para nada frustrante...(aunque esto depende mucho de vuestra pericia) y se las sabe apañar para picaros y obligaros a empezar una nueva partida, tras haberos robado todas las vidas...
En cualquier caso, insisto de nuevo, no es un juego para novatos o para gente poco habilidosa, pues aun resultando divertido, necesita de pericia (concentración, diría yo).
Botón
de disparo, botón de bomba y power ups por doquier! así de sencillo y así de
complicado a la vez: KT es, de verdad, un reto muy
agradable y desafiante, poseedor de mucha más magia y más miga de
la que pueda parecer en un primer momento.
Este Shooter se ha ganado a pulso ser un verdadero juego de culto pero, como casi siempre, habrá que retro-traerse para poder apreciarlo con más claridad. Es un juego genial y un maravilloso port, además de resultar imprescindible dentro del catálogo de PC-Engine. Es un programa que dista bastante de títulos como Gun-Head o la saga Soldier, mucho más espectaculares, pero que se basan en el progreso y consecución de sus fases, y no en la puntuación como máximo objetivo.
Existen ports para NES y Megadrive (además de para variados "micro-computadores" de la época) aunque me gustaría destacar que la mejor de todas, tras esta que analizamos, es la de la 16Bits de Sega...es superior en detalles, y se asemeja un poco más a la recreativa, pero su sonido, y su pobre calidad de color, la dejan en un merecido y muy destacable segundo puesto.
Si te gusta PC-Engine es una compra obligada.
Este Shooter se ha ganado a pulso ser un verdadero juego de culto pero, como casi siempre, habrá que retro-traerse para poder apreciarlo con más claridad. Es un juego genial y un maravilloso port, además de resultar imprescindible dentro del catálogo de PC-Engine. Es un programa que dista bastante de títulos como Gun-Head o la saga Soldier, mucho más espectaculares, pero que se basan en el progreso y consecución de sus fases, y no en la puntuación como máximo objetivo.
Existen ports para NES y Megadrive (además de para variados "micro-computadores" de la época) aunque me gustaría destacar que la mejor de todas, tras esta que analizamos, es la de la 16Bits de Sega...es superior en detalles, y se asemeja un poco más a la recreativa, pero su sonido, y su pobre calidad de color, la dejan en un merecido y muy destacable segundo puesto.
Si te gusta PC-Engine es una compra obligada.
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