POR: METALMAN
2014 fue el año de Wolfenstein: The New Order, y con él llegó la vuelta al shooter más clásico y frenético, sin dejar de aportar su propia pizca de personalidad y sin defraudar en líneas generales. Sigue siendo el mejor FPS al que se puede optar dentro de la octava generación, pero tiene una carencia, algo propio de la saga a la que pertenece, que no podía seguir faltando.
Si algo fue esencia de Wolfenstein, a parte de los nazis, de las esvásticas y de los secretos ocultos, pero que no se había integrado en The new Order, era el típico castillo, la catacumba de turno, el tema ocultista y el zombie nazi.
No es una moda adaptada a un producto, ni tampoco un cambio de aires, porque en Wolfenstein siempre hubo muertos vivientes que luchaban en nombre del Tercer Reich, además de ciertos elementos y ambientaciones con clara inspiración mística y demoníaca.
Es algo que, desde mi punto de vista, le faltó al producto inicial, aunque se entiende que en MachineGames optasen por intentar no caer en clichés típicos. Utilizar esos recursos no lo habría convertido en mejor o en peor, pero hubiesen servido a modo de lazo para dejar más satisfecho al fan de toda la vida, porque un "Castle" Wolfenstein sin un castillo no se siente igual, y porque sin ese toque a lo Serie B, y sin homenajear al terror, parece estar ante otra saga.
Es por eso, entre otras cosas, que The Old Blood tiene todo el sentido del mundo. Se trata de una expansión (me encanta utilizar este término, y no el de DLC...) independiente, que no requiere del producto inicial para funcionar y que ha salido al increíble precio de 19€ en edición física.
Dos capítulos nuevos divididos en ocho actos (a modo de precuela), cerca de siete horas de duración (a mi me ha durado ocho y no he conseguido todos los secretos), nuevos enemigos, armas más potentes y habilidades ampliadas. Puede parecer un simple más de lo mismo a buen precio, pero creo que definirlo así sería quedarse corto.
En primer lugar, hay que insistir en que es más Wolfenstein que el anterior Wolfenstein, porque se trata de eso, de añadir como extra aquello que se descartó y ofreciendo el clasicismo por bandera. Por otro lado, los nuevos nazis le dan más juego a los enfrentamientos, y los entornos, en relación a los tiroteos y al gameplay, resultan mejor concebidos.
No hay laberintos, ni mapeados demasiado enormes o que jueguen a hacernos perder el norte, pero cada área, cada enemigo y cada tipo de resolución se ha definido con mucha más cabeza que en The New Order.
Hay que pararse a pensar (no mucho, ojo) antes de actuar y, por norma general, se ha compensado la regulera IA de los nazis añadiendo mayor número de enemigos en espacios más contenidos. Lo que sucede con esto, es que nos vemos en salas relativamente pequeñas que están patrulladas por tipos en todas direcciones, que vigilan desde arriba y desde a bajo y que convierten la opción de matar en silencio en algo con mucho más sentido.
Podemos ir a saco (casi siempre), y seguramente resolvamos antes la situación, pero se siente la planificación sesuda de MachineGames en esos frecuentes momentos, y no apetece romper con su propuesta.
No deja de ser visceral el tiroteo, ni pierde protagonismo alguno, pero los tiempos entre masacre total y calma relativa están mejor medidos y se consigue una sensación de variedad muy positiva. Es un antes de la tormenta, un mientras y un después que se repiten constantemente, como si el mismísimo Deming y su círculo se hubiesen tenido en cuenta a la hora de diseñar: plan, do, check, act.
Armas más brutales, cuerpos que explotan en más pedazos y secretos por doquier serían otros de sus reclamos, sin olvidarme de una mejor implantación de las cinemáticas (menos frecuentes) y de un diseño general que mola bastante.
Las dos campañas parecen haber sido diseñadas de forma independiente, como si en un principio estuviesen concebidas para aparecer como dos DLC´s, ya que se nota cierto cambio entre ambas (la primera es más pausada y la segunda más "a saco").
Son diferentes y se agradece, y más aun que formen un pack y que cuesten una cantidad casi insultante, porque no nos olvidemos que The New Blood, a pesar de ser un extra, dura más que algunas campañas de productos con precios cercanos a los 70€.
Es comparable, como producto, a las expansiones de Rockstar, y me entristece bastante que en los medios profesionales no se haya recalcado esto con mayor rotundidad, porque no duran lo mismo (lógico, esto es un FPS y lo otro un Sandbox), pero la cantidad, la calidad y el precio son equiparables.
Me quedo con la vuelta a lo oculto, con los putos zombies nazis y con algunas habilidades nuevas (la tubería y sus usos), así como con su genial diseño y con la felicidad que transmite una vez a los mandos. (Sin dejar de mencionar a la pedazo de criatura a lo Cthulhu que se han currado los colegas suecos).
Mejor de lo que podía esperarse y más significativo y meritorio de lo que nos han contado. Si ya tienes el anterior: has de comprarlo, y si no es así (mal! muy mal!) también, porque The Old Blood es una pequeña maravilla de su género.
Si yo fuese alguno de los fundadores de ID Software, llamaría ahora mismo a MachineGames para darles las gracias.
Y recordad: no cuesta ni 20 míseros pavos!! (yo lo compré en Mediamarkt por 17€).
Y recordad: no cuesta ni 20 míseros pavos!! (yo lo compré en Mediamarkt por 17€).
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