POR: METALMAN
Juegos de velocidad con la etiqueta de "simulador" existen muchos, pero que puedan presumir de serlo, al 100%, no hay tantos. Richard Burns Rally podría considerarse como el rey de su género, a la vez que como uno de los mejores juegos de conducción jamás creados.
Me encantan los arcades de conducción, y me considero un amante de títulos como Ridge Racer, Sega Rally o Project Gotham; También me encantan los juegos que simulan una competición, como Forza, GT o el insuperable Grid...pero que alguien decidiese considerarlos como simuladores fue un error.
En estos juegos sientes el peso de la rivalidad, el espíritu de la competición y la lucha contra el trazado (en unos más que en otros), pero es triste que la gente piense en realismo cuando los adquiere. Batir records de velocidad en Suzuka (por poner un ejemplo entre mil) a bordo de coches con 300 o 400 caballos de potencia, realizando vueltas perfectas, no está al alcance de todo el mundo...y lo mismo pasa con los Rallies o en competiciones similares.
Yo diría que la mayoría de los juegos de carreras resultan creíbles más que realistas (lo que para nada es una ofensa, sino una gran virtud), y acomodan sus controles y respuestas para que podamos darnos el placer de ganar...pero la realidad es otra historia.
En RBR puedes encontrar un fiel reflejo: Pilotar un 4x4 sobre caminos empedrados a "tan solo" 140 km/h no es moco de pavo...y el juego te lo muestra tal cual, de forma cruda y sin facilidades. Es por eso que las primeras partidas se sienten inclusive exageradas y artificiales...pero no al compararlas con la realidad, sino más bien con el realismo del resto de los videojuegos de su estilo.
Te sientes inútil, torpe y casi como un novato a los mandos. No es algo que suceda todos los días, y menos aun en estos tiempos actuales, en los que parece que ya hemos jugado a casi todo (entre otras cosas, porque casi nadie propone nuevas formas de jugar...y no hablo de Kinects y mierdas similares).
Hasta que no completas un par de partidas y te detienes a ver las repeticiones (maravillosas, por cierto), no eres consciente de lo realista que es el juego, y es cuando entiendes que no todo el mundo puede llegar a ser un campeón de Rallies.
En cualquier caso, amigos de las comparaciones y de los extremos, no se trata de constatar que un juego es mejor por ser realista, sino de aclarar la diferencia entre simulador y arcade.
RBR necesita de un tutorial (denominado autoescuela) para poder ser abordado, en el que se nos explican diversas técnicas de conducción, trucos para mejorar la frenada y demás cabriolas obligatorias para controlar mínimamente el coche...y aun con esto, la pericia de cada uno será la herramienta más importante.
Insisto en que no busco degradar a ningún otro título de conducción, pero cuando juegas a un Forza, por ejemplo, contra alguien que tenga un mínimo de pericia, la victoria la suele determinar el vehículo...y aquí eso no es equiparable: Son tantos los factores a tener en cuenta durante un mismo tramo, y con el mismo vehículo, que en una comparativa, sin duda, ganará el más hábil, y no el que más pasta tenga para preparar su coche.
Pericia, dedicación y estudio serían los fundamentos principales de RBR, y sin ellos no se puede optar a nada durante las partidas. Si un juego como este se utilizara en competiciones de videojuegos, realmente tendría mérito, pues no vale con pulsar los gatillos y a correr: necesita, por fuerza mayor, de un entrenamiento.
Las físicas son increíbles, y el modo en el que actúa el peso, la tracción y el propio terreno es algo que está a años luz de cualquier otro juego de conducción. Mucho más complejo, sí, pero también infinitamente más gratificante. Mejorar 4 o 5 segundos en un tramo puede suponer todo un ejercicio de concentración, y este es un ritual poco extendido hoy en día.
Debo aclarar que podemos jugar con un mando, pero se nota a la legua que ha sido programado para disfrutarse con volante de por medio, ya que los resultados con pads suelen ser mucho peores (al revés que en casi cualquier otro juego de velocidad).
Técnicamente es un título muy conseguido, que carece de espectáculo real, pero que lo sabe compensar con una recreación fidedigna de los entornos y los vehículos, sumado a una calidad de iluminación bastante agradable. En términos de credibilidad sigue siendo el mejor juego de Rallies jamás programado (también), y la cosa mejora aun más gracias a las toneladas de mods que pululan por la red.
Me impactó en su día el contenido de una de las declaraciones del grupo de desarrollo del juego, en torno a lo que ofrecía el mismo: "En Richard Burns Rally no se trata de ir a toda velocidad por el escenario, sino de averiguar a cuanta velocidad puedes conducir por el mismo...". Podrá no impresionar, pero es extraño que un concepto tan distante del que dicta el mercado, vendido por alguien de un estudio, se refleje al 100% cuando el juego llega a la calle, y os aseguro que esta aplastante frase es la que mejor define al título que nos ocupa.
Es realmente sensacional como se traduce esto durante el juego: Puedes recorrer 100 veces el mismo tramo, y no dejar de mejorar...y es por eso que RBR se ha convertido en un título atemporal, y en todo un clásico moderno...aunque claro, dentro del mundillo más underground.
RBR no es el mejor por ser más real, sino por ser más rico y complejo, más desafiante y entretenido que el resto, además de resultar en un producto duradero como pocos y sin necesidad de adjuntar 50.000 ligas que no paran de repetir trazados. No aburre, porque permite que el jugador progrese, y esto es algo que no se deja ver demasiado: Los juegos avanzan, pero nuestra habilidad a los mandos no progresa... (Gracias a dios que existen equipos como Platinum, y similares).
La mejor versión de todas es la de PC, por sus calidades técnicas y por su gran comunidad, seguida por la de PS2, que aun sin ser tan robusta como la de Xbox, nos permite disfrutarla con volantes de calidad (cosa que en la consola de Microsoft es casi imposible).
RBR es duro, y no perdona, pero al no existir una competencia real se convierte en algo único e imprescindible para cualquier amante de la velocidad.
En muy pocos juegos encontraréis detalles como el de tener que llamar a un helicóptero, para sacar el coche del maldito hueco donde lo estrellamos, o en el que las previsiones meteorológicas nos hagan perder las carreras (podemos encontrarnos con tramos de tierra seca que tengan un 30 o 40% de probabilidades de lluvia...y que esta aparezca tras elegir neumáticos secos...). A esto hay que sumar la calidad de todos y cada uno de los tramos, ya que cuentan con una orografía extraordinaria y muy detallada. (En ningún otro título se logra transmitir, con tanto acierto, un camino empedrado o con altibajos).
En definitiva, RBR es un juego que permite progresar al jugador, a la vez que lo desafía sin tapujos y sin querer adularle para hacerle sentir mejor. Cuanto más juegues, mejor serás, pero olvídate de todo lo que aprendiste con otros juegos.
No importa que un juego sea fácil o difícil, al igual que tampoco es clave su duración o realismo. Lo importante de verdad es que entretenga, y que permita evolucionar al jugador: RBR es perfecto en estos sentidos.
En tiempos de cinemáticas y de "one button control", se agradece más que nunca re-jugar a algo tan gratificante y con tanta personalidad: desde 2004 ningún otro juego de velocidad lo ha superado, y parece que aun tardarán en sucederle.
Por desgracia, el gran Richard Burns murió en 2005, lo que unido a la compra de Warthog (los creadores del juego) por parte de Gizmondo (esa consola ultra-potente que nadie compró), y su posterior desaparición, hizo imposible crear una continuación...las ventas tampoco ayudaron, ya que el juego no se convirtió en un título de culto hasta pasados los años. (Como curiosidad, los ex-componentes de Warthog son los responsables de casi todos los títulos modernos de la saga Lego, ahora convertidos en TT Fusion, que son parte de Traveler´s Tales)
Me encantan los arcades de conducción, y me considero un amante de títulos como Ridge Racer, Sega Rally o Project Gotham; También me encantan los juegos que simulan una competición, como Forza, GT o el insuperable Grid...pero que alguien decidiese considerarlos como simuladores fue un error.
En estos juegos sientes el peso de la rivalidad, el espíritu de la competición y la lucha contra el trazado (en unos más que en otros), pero es triste que la gente piense en realismo cuando los adquiere. Batir records de velocidad en Suzuka (por poner un ejemplo entre mil) a bordo de coches con 300 o 400 caballos de potencia, realizando vueltas perfectas, no está al alcance de todo el mundo...y lo mismo pasa con los Rallies o en competiciones similares.
Yo diría que la mayoría de los juegos de carreras resultan creíbles más que realistas (lo que para nada es una ofensa, sino una gran virtud), y acomodan sus controles y respuestas para que podamos darnos el placer de ganar...pero la realidad es otra historia.
En RBR puedes encontrar un fiel reflejo: Pilotar un 4x4 sobre caminos empedrados a "tan solo" 140 km/h no es moco de pavo...y el juego te lo muestra tal cual, de forma cruda y sin facilidades. Es por eso que las primeras partidas se sienten inclusive exageradas y artificiales...pero no al compararlas con la realidad, sino más bien con el realismo del resto de los videojuegos de su estilo.
Te sientes inútil, torpe y casi como un novato a los mandos. No es algo que suceda todos los días, y menos aun en estos tiempos actuales, en los que parece que ya hemos jugado a casi todo (entre otras cosas, porque casi nadie propone nuevas formas de jugar...y no hablo de Kinects y mierdas similares).
Hasta que no completas un par de partidas y te detienes a ver las repeticiones (maravillosas, por cierto), no eres consciente de lo realista que es el juego, y es cuando entiendes que no todo el mundo puede llegar a ser un campeón de Rallies.
En cualquier caso, amigos de las comparaciones y de los extremos, no se trata de constatar que un juego es mejor por ser realista, sino de aclarar la diferencia entre simulador y arcade.
RBR necesita de un tutorial (denominado autoescuela) para poder ser abordado, en el que se nos explican diversas técnicas de conducción, trucos para mejorar la frenada y demás cabriolas obligatorias para controlar mínimamente el coche...y aun con esto, la pericia de cada uno será la herramienta más importante.
Insisto en que no busco degradar a ningún otro título de conducción, pero cuando juegas a un Forza, por ejemplo, contra alguien que tenga un mínimo de pericia, la victoria la suele determinar el vehículo...y aquí eso no es equiparable: Son tantos los factores a tener en cuenta durante un mismo tramo, y con el mismo vehículo, que en una comparativa, sin duda, ganará el más hábil, y no el que más pasta tenga para preparar su coche.
Pericia, dedicación y estudio serían los fundamentos principales de RBR, y sin ellos no se puede optar a nada durante las partidas. Si un juego como este se utilizara en competiciones de videojuegos, realmente tendría mérito, pues no vale con pulsar los gatillos y a correr: necesita, por fuerza mayor, de un entrenamiento.
Las físicas son increíbles, y el modo en el que actúa el peso, la tracción y el propio terreno es algo que está a años luz de cualquier otro juego de conducción. Mucho más complejo, sí, pero también infinitamente más gratificante. Mejorar 4 o 5 segundos en un tramo puede suponer todo un ejercicio de concentración, y este es un ritual poco extendido hoy en día.
Debo aclarar que podemos jugar con un mando, pero se nota a la legua que ha sido programado para disfrutarse con volante de por medio, ya que los resultados con pads suelen ser mucho peores (al revés que en casi cualquier otro juego de velocidad).
Técnicamente es un título muy conseguido, que carece de espectáculo real, pero que lo sabe compensar con una recreación fidedigna de los entornos y los vehículos, sumado a una calidad de iluminación bastante agradable. En términos de credibilidad sigue siendo el mejor juego de Rallies jamás programado (también), y la cosa mejora aun más gracias a las toneladas de mods que pululan por la red.
Me impactó en su día el contenido de una de las declaraciones del grupo de desarrollo del juego, en torno a lo que ofrecía el mismo: "En Richard Burns Rally no se trata de ir a toda velocidad por el escenario, sino de averiguar a cuanta velocidad puedes conducir por el mismo...". Podrá no impresionar, pero es extraño que un concepto tan distante del que dicta el mercado, vendido por alguien de un estudio, se refleje al 100% cuando el juego llega a la calle, y os aseguro que esta aplastante frase es la que mejor define al título que nos ocupa.
Es realmente sensacional como se traduce esto durante el juego: Puedes recorrer 100 veces el mismo tramo, y no dejar de mejorar...y es por eso que RBR se ha convertido en un título atemporal, y en todo un clásico moderno...aunque claro, dentro del mundillo más underground.
RBR no es el mejor por ser más real, sino por ser más rico y complejo, más desafiante y entretenido que el resto, además de resultar en un producto duradero como pocos y sin necesidad de adjuntar 50.000 ligas que no paran de repetir trazados. No aburre, porque permite que el jugador progrese, y esto es algo que no se deja ver demasiado: Los juegos avanzan, pero nuestra habilidad a los mandos no progresa... (Gracias a dios que existen equipos como Platinum, y similares).
La mejor versión de todas es la de PC, por sus calidades técnicas y por su gran comunidad, seguida por la de PS2, que aun sin ser tan robusta como la de Xbox, nos permite disfrutarla con volantes de calidad (cosa que en la consola de Microsoft es casi imposible).
RBR es duro, y no perdona, pero al no existir una competencia real se convierte en algo único e imprescindible para cualquier amante de la velocidad.
En muy pocos juegos encontraréis detalles como el de tener que llamar a un helicóptero, para sacar el coche del maldito hueco donde lo estrellamos, o en el que las previsiones meteorológicas nos hagan perder las carreras (podemos encontrarnos con tramos de tierra seca que tengan un 30 o 40% de probabilidades de lluvia...y que esta aparezca tras elegir neumáticos secos...). A esto hay que sumar la calidad de todos y cada uno de los tramos, ya que cuentan con una orografía extraordinaria y muy detallada. (En ningún otro título se logra transmitir, con tanto acierto, un camino empedrado o con altibajos).
En definitiva, RBR es un juego que permite progresar al jugador, a la vez que lo desafía sin tapujos y sin querer adularle para hacerle sentir mejor. Cuanto más juegues, mejor serás, pero olvídate de todo lo que aprendiste con otros juegos.
No importa que un juego sea fácil o difícil, al igual que tampoco es clave su duración o realismo. Lo importante de verdad es que entretenga, y que permita evolucionar al jugador: RBR es perfecto en estos sentidos.
En tiempos de cinemáticas y de "one button control", se agradece más que nunca re-jugar a algo tan gratificante y con tanta personalidad: desde 2004 ningún otro juego de velocidad lo ha superado, y parece que aun tardarán en sucederle.
Por desgracia, el gran Richard Burns murió en 2005, lo que unido a la compra de Warthog (los creadores del juego) por parte de Gizmondo (esa consola ultra-potente que nadie compró), y su posterior desaparición, hizo imposible crear una continuación...las ventas tampoco ayudaron, ya que el juego no se convirtió en un título de culto hasta pasados los años. (Como curiosidad, los ex-componentes de Warthog son los responsables de casi todos los títulos modernos de la saga Lego, ahora convertidos en TT Fusion, que son parte de Traveler´s Tales)
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