Existen multitud de títulos que logran impactar a una enorme audiencia y que a la vez consiguen unanimidad positiva entre los críticos especializados, pero no todos acaban por convertirse en universales. Lemmings tuvo ese honor.
Es la historia de siempre: todo aquel producto que se atrevió a mostrarse en dos dimensiones, durante la era de las 32 Bits, pasó desapercibido, por lo que algunos de los juegos más bellos y con mayor calidad artística de aquel periodo siguen siendo unos completos desconocidos.