domingo, 21 de junio de 2015

SHADOW WARRIOR


POR: METALMAN

Allá por 1997 aparecía en el mercado de los compatibles Shadow Warrior. Tecnológicamente desfasado, técnicamente muy resultón y tan políticamente incorrecto como su hermano temático Duke Nukem 3D. Nunca obtuvo la fama de este último, pero se puede afirmar que era tan bueno como el mismo...y es por eso que alguien le ha dado una segunda oportunidad en forma de reboot.

Sí, Shadow Warrior era tan fenomenal como Duke Nukem 3D, y no exagero ni un ápice. Contenía un humor igual de ácido, sangre en cantidades industriales y un personaje hiperbolizado por protagonista.

Supongo que no llegó a triunfar por sentirse desfasado, ya que los chicos de 3D Realms lo programaron bajo el Build Engine, y en pleno 1997 los polígonos arrasaban. De todos modos, que fuese un título programado para un motor tan antiguo no le privó de un buen acabado (teniendo en cuenta las limitaciones del engine), y su uso de voxels (algo que ya se vio en Blood) de alturas reales (punto flojo del motor) y algunos añadidos novedosos de diseño jugable lo corroboran.

Armas con modos especiales de disparo, bombas lapa, uso de una katana, posibilidad de utilizar torretas y vehículos...Shadow Warrior fue la auténtica evolución de la casa y uno de los juegos con mejor diseño de niveles de su época. Por si fuese poco, sus incontables gags, sus numerosos easter eggs y la chispa de Lo Wang (el prota) también lo convirtieron en uno de los juegos más frikis de todos los tiempos. Y de los más gores, que aun recuerdo a esa espada partiendo demonios por la mitad.


Su caché de juego de culto fue inmediato, vaya por delante, pero su éxito de ventas no llegó a corresponderse. Lo importante es que marcó a muchos jugadores y que con el tiempo se contempló como un juego que pasó, injustamente, desapercibido.

Ya en 2013, y casi por sorpresa, aparece de manos de Flying Wild Hog el reboot que nos ocupa, corriendo sobre el flamante motor de la compañía (el espectacular Road Hog) y respetando toda la esencia del original. (Comentar que Fliying Wild Hog se formó inicialmente por miembros de People Can Fly, creadores del fabuloso Pain Killer...y se nota bastante).

Ahora Lo Wang es un poco más joven, y su aspecto general difiere un tanto, pero la ambientación, el diseño conceptual y la casquería se mantienen, junto a unos apartados gráficos y sonoros de infarto, además de seguir resultando cómico hasta la demencia.

No solo es un gran reboot por acabar siendo tan respetuoso y fiel, sino que se atreve a integrar nuevas mecánicas y detalles propios, aupándolo hacia un nuevo nivel: El de los dioses de los FPS.


La Katana se controla de forma magistral (es una delicia), los poderes añaden bastante profundidad jugable (existen dos tipos de habilidades que se van desbloqueando a través de un árbol propio) y las combinaciones a lo Unreal Tournament le sientan de perlas.

Armas ampliables (la pasta que recolectemos nos sirve para potenciarlas), modos de fuego alternativos y enemigos de todo tipo (rápidos, lentos, con prioridad por cubrirse, voladores, gigantes...). Se siente clásico en un primer vistazo, pero sus posibilidades y variantes son más que actuales.

El punto álgido del juego reside en su control, ya que, como antes os mencionaba, bebe bastante de ese estilo tan eficaz que empleó EPIC Games en UT: dos golpes rápidos de stick hacia la derecha, más la pulsación del gatillo izquierdo, y empezamos a recuperar energía (hay un tope ampliable), dos toques relámpago hacia adelante, a la vez que pulsamos el trigger derecho, y comenzamos a cargar la espada para realizar un ataque de alta potencia...funciona, funciona muy bien y consigue que el jugador pueda utilizar subterfugios variados.

Añadamos un acabado gráfico para nada usual en un juego de bajo presupuesto (el Road Hog ya nos dejó locos en 2011, con una potencia increíble mostrada a través de Hard reset, un juego que técnicamente dejaba desfasados a todos los motores gráficos de su tiempo) y un diseño que deja, cada dos por tres, al usuario con la boca abierta. Es curioso, porque se nota que no había dinero para meter tanta chicha como en un "triple A", pero, aun con ello, lo que se muestra es capaz de dejar flipando a cualquiera.


Escenarios nevados, templos japoneses, lugares infernales, zonas industriales, cloacas...da igual la temática, ya que en todos ellos encontrarás postales de un buen gusto y de una belleza impresionante. La iluminación es de lo mejor que he visto nunca, y aun siendo potente (muy potente) su impacto se debe más a un estudiado diseño que a una tecnología puntera.

Las texturas son geniales y la carga poligonal bastante alta, lo que unido a unos sombreados de tamaño generoso y a unos modelados bastante currados, y bien animados, convierte al todo en un espectáculo portentoso...a veces se nota esa falta de medios, pero en conjunto, y esto es lo importante, te da la sensación de estar dentro de un producto mucho más vistoso que el Battlefield o el Call of Duty de turno. (No quiero ni pensar lo que serían capaces de hacer en Flying Wild Hog con esos presupuestos).

El sonido, las escenas cinemáticas (creadas a modo de cómic) y demás detalles también rayan a un nivel muy alto, y es por eso que pese a ser un juego barato (y espero que esto último se entienda) parece un título de primera fila ( o, al menos, puede competir contra ellos casi en igualdad de condiciones).

El humor, insisto, se mantiene: conejos practicando sexo, armas ocultas/extra de coña (el consolador de Saints Row es demencial...), conversaciones desquiciantes (entre el prota y el espíritu que lo acompaña), galletitas de la suerte con mensajes locos (las encontramos dispersas por el escenario y, además de recuperar 5 puntos de vida, nos regalan mensajes disparatados...algunos son para enmarcarlos). Lo Wang es un mega-asesino letal, pero eso no le impide ser ridículo a nivel de personalidad, y mola bastante (por poner un par de ejemplos, nuestro héroe tiene una bici de chica, de color morado, en su "Wang-cueva"...y nada más empezar el juego nos lo encontramos cantando una canción ochentera [made in Stan Bush] que dice: you got the touch, you got the power...muy grande, joder!).


Por otro lado, no os olvidéis de la sangre, de los miembros de los enemigos volando por el aire y de su aspecto demoníaco. Es todo muy humorístico, sí, pero no deja de ser una experiencia muy Heavy.

Es un juego largo (más que casi cualquier superventas "triple A" del género) y divertido, que va mejorando a cada nuevo nivel y que os va a dejar pegados al asiento pad en mano. Podría ser un juego de 10, podría...pero no llega por un simple motivo (desde mi punto de vista).

En conjunto es genial, gráficamente es la hostia, te ríes cada dos por tres, el control es magistral y encima resulta barato (en multitud de tiendas lo tenéis por cerca de 25/29€ [aunque el precio oficial es de 39€]), pero, los niveles iniciales son algo planos.

No son malos, ni aburridos, pero carecen de un mejor diseño de nivel, pareciendo que el juego vaya a resultar excesivamente lineal durante todo su transcurso. Lo cierto es que esto dura hasta el nivel 5, porque una vez allí la cosa cambia que da gusto: cada ambientación es mejor y cada diseño de nivel se va mejorando.


Son 17 capítulos, así que la cosa no es tan grave, pero hay que decirlo. Quiero recalcar que esas pantallas iniciales quitan el hipo, y que sirven a modo de práctica sin resultar malas del todo, pero las armas chulas (mención especial para la escopeta de cuádruple cañón) y los enemigos y situaciones más molonas no llegan hasta pasarlos.

Si te gustó Wolfenstein: The new Order, Shadow Warrior es imprescindible para ti. En algunos aspectos hasta lo supera, y resulta más cómico en líneas generales. Yo diría que es grande, principalmente, por fusionar de forma magistral el espíritu arcade (y me refiero a su control y opciones) con el clasicismo del típico shooter noventero. 

No lo dudes: corre a comprarlo, porque no te arrepentirás. Un FPS básico.



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