Jedi Outcast fue todo un triunfo para Raven Software y una alegría dentro de Lucas arts, pero continuarlo no iba a ser tarea fácil, porque los tiempos estaban cambiando y las audiencias pedían ya otras cosas...
A principios de 2002, la saga Dark Forces recibiría la que sería su tercera entrega, en forma de otro nuevo FPS de indudable calidad. Superar a sus dos anteriores capítulos no era una tarea sencilla, pero se consiguió.
Jedi Knight recibía, a pocos meses de su lanzamiento, una expansión dirigida principalmente a los que ya se habían convertido en auténticos maestros Jedis, pero no contaba con tan buen acabado como el original. ¿Cuales fueron los motivos?
Dark Forces ha de considerarse como una de las maravillas de su tiempo, y también como un grandísimo producto dentro del universo expandido de Star Wars..pero le faltó algo por mostrar: La fuerza. Su segunda parte vino a llenar el espacio más reclamado por los fans, y por fin pudimos meternos en la piel de un auténtico Jedi.
Wolfenstein y Doom (principalmente) habían sentado cátedra, y pocos eran los grupos de programación que no se sentían atraídos por la inmersión, y por la popularidad, que proporcionaban los first person shooters. Si existía un universo que ansiaba, por parte de los aficionados, ser convertido al popular género, ese era el de Star Wars, y Dark Forces fue el resultado.
A finales de 2003, Factor 5 volvía a la carga con una nueva entrega de Rogue Squadron, en la que se alcanzaba un nuevo techo tecnológico y se proponían nuevos enfoques jugables. Algunas mejoras y añadidos fueron para bien, mientras que otros no funcionaron de la misma forma.
Aunque originalmente fue lanzado en 1998, a los europeos no nos llegó este flamante título hasta casi un año después...pero eso sí: contenía las mismas virtudes aun pasado ese tiempo, y para algunos, entre los que me incluyo, significó toda una experiencia del más alto nivel. Pilotar un X Wing nunca fue tan genial!
Pinball FX 2 es, con toda seguridad, el número uno de su género dentro de la vertiente digital. Su acabado gráfico, sus variadas mesas, el conseguido efecto de las físicas y lo trabajado de su puesta en escena, lo sitúan muy por encima de cualquier otro rival.