A principios de 2002, la saga Dark Forces recibiría la que sería su tercera entrega, en forma de otro nuevo FPS de indudable calidad. Superar a sus dos anteriores capítulos no era una tarea sencilla, pero se consiguió.
Wolfenstein y Doom (principalmente) habían sentado cátedra, y pocos eran los grupos de programación que no se sentían atraídos por la inmersión, y por la popularidad, que proporcionaban los first person shooters. Si existía un universo que ansiaba, por parte de los aficionados, ser convertido al popular género, ese era el de Star Wars, y Dark Forces fue el resultado.
Políticamente incorrecto, extraño, bizarro, sangriento, pervertido...Harvester puede calificarse de mil formas, y todas ellas se quedan cortas, porque algo tan peculiar es casi imposible de enmarcar. Veamos por qué es único.
Tener a Hans Ruedi Giger como diseñador de arte de un videojuego no es algo habitual, y en esta oscura aventura realizó un trabajo impecable, además de una de sus mejores colaboraciones. La mayor parte del mérito, en cualquier caso, se la debemos al estudio de programación Cyber Dreams.
En un tiempo donde las vueltas de tuerca y las sorpresas aun eran constantes, EA sorprendía con un nuevo enfoque para los juegos de acción, y más en concreto dentro de la categoría de shooters. Desert Strike fue una maravilla de su tiempo, y por eso le vamos a dedicar unas líneas.
¿Te acuerdas de la sensación tan gratificante que suponía superar un nivel tiempo atrás? Bit Trip Runner la recupera para todos nosotros, y además nos ofrece una jugabilidad que se vuelve adictiva desde el primer segundo a los mandos!